jueves, 27 de enero de 2011

DESERTIZACIÓN

Aportación de Wendy Romero:
La desertización avanza imparable en España, y amenaza ya a más del 30% del territorio, sobre todo en el sureste peninsular, aunque sus efectos se extienden también hacia el interior.
Varias organizaciones e instituciones han incidido en la amenaza que supone para la humanidad la erosión del suelo, y en que ningún continente se libra de las consecuencias de ese fenómeno. Según datos del Ministerio de Medio Ambiente, un total de 159.337 kilómetros cuadrados (de los 506.061 que ocupa España) sufren un riesgo alto o muy alto de desertización, lo que supone un 31,49% del total, y en 109.712 kilómetros cuadrados (el 21,68 %) el riesgo es medio. En tres comunidades (Murcia, Valencia y Canarias) el riesgo de desertización alto o muy alto afecta casi al 100% del territorio; en Murcia es del 99,09%, en la Comunidad Valenciana del 93,04 y en Canarias del 90,48. Por detrás se encuentran Castilla-La Mancha (el riesgo alto o muy alto de desertización afecta al 43,68% de su territorio), Cataluña (41,88), Madrid (37,52), Aragón (28,66), Baleares (25) y Andalucía (22,30), y en el resto el riesgo es muy bajo o nulo.


El Día Mundial de Lucha contra la Desertización y la Sequía fue instituido por la ONU en 1994 para sensibilizar a la sociedad de la necesidad de la cooperación internacional para luchar contra este fenómeno, después de las graves consecuencias que las sequías provocaron en varios países, sobre todo africanos.
Según los datos de la ONU, la degradación del suelo afecta a 1.200 millones de personas, que viven fundamentalmente de la agricultura y la ganadería, y unos 200 millones sufren los efectos de la desertización hasta el extremo de verse obligados a abandonar sus tierras y emigrar a otras zonas. El proceso afecta de una forma severa a países como Kazajistán o Uzbekistán debido a los planes agrarios que han convertido en desiertos miles de kilómetros cuadrados, o a la región africana del Sahel, al sur del desierto del Sáhara y que está avanzando en países como Malí, Mauritania, Chad o Senegal.
La organización Amigos de la Tierra ha insistido en que éste es uno de los problemas medioambientales más graves porque genera pobreza, hambre y afecta a la salud, y en que la solución no requiere grandes tecnologías sino un cambio de actitud de ciudadanos y de gobiernos ante asuntos como el cambio climático, el tratamiento de residuos o la organización del territorio con criterios de sostenibilidad. La desertización es un proceso debido casi exclusivamente a la acción del hombre, y que afecta también a regiones como América Latina o el Caribe, que cuentan con la reserva hidrológica y con las reservas más extensas de tierra cultivable del mundo.
Grandes bosques y selvas de ese continente están afectados por la deforestación y 313 millones e hectáreas amenazadas directamente por la deforestación; el 16% de la tierra en América Latina y el Caribe está ya degradada y en México y América Central el problema afecta al 26% del suelo. Y este problema sigue creciendo en todo el mundo.

2 comentarios:

  1. hola! solo quería comentar que España sufre una desertización alta en más de un tercio de su superficie, debido a diversos factores, como: las variaciones climáticas, incendios, inundaciones, contaminación y la actividad humana.
    Es una de las causas del cambio climático y puede llegar a provocar la pérdida de poder económico por la escasez de materias primas obligando a la población a emigrar a otras zonas más ricas.
    El mayor responsable, de la extendida erosión es el clima, y a eso súmale los factores naturales que lleva a cabo y también la intervención humana.

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  2. Desertización y desertificación
    Aunque en el diccionario de la Real Academia Española desertización y desertificación son sinónimos en la literatura científica se suele reservar el término desertización para los procesos de formación del desierto que tienen causas puramente naturales y el término desertificación para los procesos que tienen causas antrópicas. No obstante, es mucho más correcto usar el término desertización en todo caso, ya que el ser humano está presenta en todos los ecosistemas, y es muy difícil delimitar qué es natural y qué inducido. En algunos países se puede oír el término aridización para expresar lo mismo.
    La desertización es un proceso por el cual una biocenosis pierde su humedad natural y se desencadenan largos períodos de sequía, de tal manera que la aridez provoca la desaparición de las especies presentes y surgen especies con menos exigencias de agua o, en su caso, se extinguen por completo en favor del desierto.
    Las causas de la desertización son todas aquellas que implique suprimir la cantidad de agua disponible para las plantas en una zona determinada. La causa natural primera es la prolongación de los períodos de sequía debido al calentamiento global. En las regiones del mundo próximas a zonas áridas esta incidencia de mayores ciclos áridos es mucho más acusada que en el resto del mundo. Así, todas la regiones que están en torno a los grandes desiertos, como las de clima mediterráneo y las sabanas, son las que corren un mayor riesgo de desertización.
    La desertización puede verse acelerada por intervención humana directa. La existencia de un bosque garantiza la humedad en el ambiente y evita la desertización. El suelo funciona como una «esponja» de tal manera que mantiene el agua de lluvia durante mucho tiempo, y las plantas pueden usarla. Sin él el agua corre rápidamente sin posibilidad de aprovechamiento. La destrucción de la cubierta vegetal por incendios, aclaramiento del bosque para pastos y la actividad agrícola acelera los procesos de desertización, puesto que sin ella se pierde el suelo y se desencadenan los procesos de aridez. La pérdida de las especies vegetales hace que el agua de lluvia primero, y el viento después, arrastre los nutrientes del suelo inutilizándolo para el desarrollo de las plantas.
    Otras formas de destrucción de la cubierta vegetal son el sobrepastoreo, la deforestación y las prácticas de una agricultura no sustentable. El sobrepastoreo y la deforestación implican la destrucción directa del bosque. La agricultura no sustentable es más sutil. Se refiere al cultivo de especies que necesitan, para su producción, una cantidad de agua mayor de la que el medio proporciona. De esta manera se necesita de regadío, y se regatea al medio un agua vital, que se deriva para la producción agrícola. Otras prácticas de agricultura intensiva provocan la salinización del suelo, su compactación y la acumulación de sustancias tóxicas para otras especies. A ello hay que añadir la construcción de caminos forestales inadecuados, con el objeto de que pasen por ellos vehículos pesados y rápidos para las tareas forestales. Un camino inadecuado puede ser una brecha a través de la cual se comience un proceso acelerado de pérdida de suelo.
    La reforestación es uno de los sistemas más útiles de parar la desertización. No obstante, para que la reforestación sea efectiva debe hacerse progresivamente y con especies autóctonas que hagan aumentar la humedad en el ambiente. Esto excluye, en muchos casos, las especies comerciales de crecimiento rápido, que, por el contrario, necesitan consumir mucha agua y hacen aumentar los procesos de aridez. En general, se deben introducir en primer lugar especies herbáceas, que son las que van a fijar el suelo, y después las arbustivas y arbóreas.
    Las zonas del mundo con mayor riesgo de desertización son aquellas que están en torno a los grandes desiertos y tiene una gran presión humana. Madagascar es el país más erosionado del mundo
    España, Grecia y ciertas zonas del sur de Italia son los países de la Unión Europea con mayor índice de desertización.

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