martes, 18 de enero de 2011

ENERGÍA NUCLEAR

Una gran aportación de nuestra colaboradora Laura Pérez:
Con motivo de uno de los aspectos más importantes de este tema, la energía nuclear, y más concretamente, las centrales nucleares y toda la polémica que es suscitada año tras año a sus alrededores, he decidido tratar este ámbito, tan en auge últimamente, en este comentario. Hace poco que me enteré de que en Finlandia está siendo levantada la central nuclear más grande del mundo. Se trata de Olkiluoto 3 (OL3). Con capacidad para generar en un futuro 1.600 megavatios de potencia eléctrica, esta planta nuclear de tercera generación con una vida operativa de al menos 60 años es la primera concebida en Europa tras la explosión de Chernóbil en 1986. 
La tecnología de la que estará dotada esta central es única. La bóveda que almacena el reactor de la OL3 está construida con hormigón pesado, con cavidades de gases que pueden resistir incluso el impacto de un avión de pasajeros. Para los residuos peligrosos, estas enormes instalaciones tienen bajo sus cimientos un cementerio nuclear permanente a medio km de profundidad (ONKALO), único en el mundo, que guardará residuos altamente radiactivos de toda Finlandia. Esta central es así un verdadero gigante de la ingeniería industrial. En total, todas las instalaciones de esta mastodóntica central nuclear suman un volumen de 1.000.000 metros cúbicos, lo que equivale a diez edificios del Parlamento Finlandés. Con un coste aproximado de 3.000 millones de euros, se estima que la central empiece a operar en 2013. Además del presente comentario, podéis encontrar más información sobre esta central en las páginas a continuación indicadas; http://www.invertia.com/noticias/articulo-final.asp?idNoticia=2437437
He encontrado también un vídeo que describe el complicado proceso de construcción de Olkiluoto 3

y uno que detalla lo referente al cementerio nuclear permanente ONKALO (En inglés) 

 Y finalmente, un descubrimiento que he hecho investigando un poco, se ha puesto este año nuevo un proyecto en marcha, que trata de acercar al gran público los documentales de calidad. Estrena nuevo título el 1er jueves de cada mes, y lo "lleva de gira" por ciudades de toda España, siendo en muchos casos la proyección gratuita. ¿Y a qué viene esto en este comentario? Resulta que en enero emiten el primer número, de nombre "Into Eternity (Hacia la Eternidad), que va a tratar nada menos que de residuos nucleares, y que, además de describir ampliamente el tema de los residuos radiactivos y sus peligros, hará mención también del complejo en construcción en Finlandia (protagonista de este comentario), primer cementerio nuclear permanente del mundo. A continuación indico la página web donde podéis encontrar toda la información referente al proyecto de documentales (lugares de emisión, fechas...) así como del documental "Into Eternity" en cuestión; http://www.eldocumentaldelmes.com/es/documentals/63-into_eternity__hacia_la_eternidad_.html Y para terminar, con el fin de que todos nos animemos a ver este excelente documental, el tráiler del mismo; http://www.youtube.com/watch?feature=player_detailpage&v=qoyKe-HxmFk

2 comentarios:

  1. El fantasma de Chernóbil se reaviva con el fuego que asola Rusia
    Como si de un fantasma se tratara, el recuerdo de la catástrofe nuclear de Chernóbil, ocurrida en 1986, se reaviva a medida que los incendios que están devastando enormes extensiones de Rusia se acercan a las zonas más contaminadas por la radiactividad del accidente o a otras áreas que sufren el mismo problema en otras partes del país. En los últimos días el fuego ha estado muy cerca. De momento se ha logrado contener los frentes que se habían aproximado más.
    ¿Qué peligro entraña que el fuego que asola Rusia alcance áreas contaminadas radiactivamente? Si esos incendios alcanzasen zonas contaminadas por radiactividad se produciría la liberación de materiales radiactivos a la atmósfera. Obviamente la situación no sería comparable a la que provocó el accidente de Chernóbil (que liberó al medio ambiente más de 50 millones de curios de radiactividad, una cantidad 200 veces mayor que la liberada conjuntamente por las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki en 1945), pero la presencia de materiales radiactivos en el humo aumentaría el riesgo para la salud, si ese humo fuera inhalado por gente, lo cual probablemente sería inevitable, en gran medida. Además esos materiales radiactivos se dispersarían en una amplia zona, lo que expondría a la población (y al resto de seres vivos) a riesgos adicionales para su salud.
    El riesgo para la salud y las consecuencias de la dispersión de estos materiales radiactivos dependerá mucho de la contaminación en la zona del incendio (qué cantidad de radiactividad existe, si hay cobertura vegetal…), la intensidad del fuego, la fuerza y dirección del viento, etc. Por lo tanto, es difícil dar una respuesta concreta al grado de daño que podría producirse. Pero es claro que la dispersión de los materiales radiactivos presentes en esos terrenos tendría consecuencias negativas en cualquier caso y aumentaría la exposición de la población a la radiación.
    Aunque los riesgos para la salud que entraña esta situación son de escala inferior a los que provocó la catástrofe de 1986, son otra consecuencia más del mismo: la radiactividad producida por el accidente de Chernóbil sigue planteando un grave riesgo sanitario en muchas regiones, incluso 25 años después. Además, los riesgos no se limitan al entorno inmediato al reactor de Chernóbil en sí, sino que también se extienden a las zonas contaminadas de Bielorusia y Rusia (principalmente Brianskaya Oblast).
    Carlos Bravo, campaña de Energía
    Alejandra

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  2. Hay dos detalles poco conocidos sobre la fusión nuclear. Primero, que es algo que se realiza de forma rutinaria, incluso por aficionados y con reactores caseros. El problema es que consume más energía de la que produce así que aún no es una alternativa energética. Segundo que no es totalmente limpia. Muchas de las reacciones de fusión generan neutrones que puede volver radiactivo el entorno del reactor. Curiosamente ambos problemas se reducen al combinarse para proporcionar una nueva fuente de energía.
    El fusor de Farnsworth–Hirsch es un reactor de fusión propuesto en los años 60 por Philo Farnsworth, uno de los inventores del tubo de rayos catódicos que usaban los antiguos televisores. Es relativamente simple de construir y utilizar. Sorprendentemente ocupa un espacio similar al uno de esos televisores de tubo y esta basado en principios similares. Como reactor de fusión es menos eficaz que el tokamak, la típica rosquilla de diseño ruso que estamos acostumbrados a ver. Sin embargo, variantes modernas son utilizadas, con éxito, como generadores de neutrones.
    Los reactores de fisión, la energía nuclear que ahora utilizamos, también utilizan neutrones para dividir el uranio y generar energía. Pero estos reactores no son capaces de liberar todo la energía almacenada en el uranio. Una gran parte se queda en uranio sin utilizar o en sus residuos de alta intensidad. Elementos como el plutonio que siguen siendo radiactivos durante cientos de miles de años. Un flujo mas intenso de neutrones podría forzar su división. Si un reactor actual es como un puchero burbujeante, lo que buscamos sería más parecido a un incinerador. La idea es utilizar un pequeño tokamak como fuente de esos neutrones. El reactor recibiría energía suficiente para producir reacciones de fusión nuclear. A su alrededor, se colocaría una capa de desechos nucleares. El flujo de neutrones generado por el tokamak provocaría la fisión de los desechos, liberando gran cantidad de calor y convirtiéndolos en residuos con una vida media mucho mas corta. De hecho, el calor sería suficiente para conseguir una producción neta positiva de energía. Este sistema funcionaria muy bien con los elementos transuránicos, los desechos nucleares mas peligrosas ya que tienen una vida media de cientos de miles de años. Este reactor no estaría libre de residuos. Los neutrones volverían levemente radiactivos todos los elementos cercanos como el acero de soportes y tuberías. Pero serian residuos de baja actividad, peligrosos durantes decenas de años y no cientos de miles. Se trata una alternativa para minimizar el problema, no para eliminarlo. Eso si, cualquier prototipo requeriría, al menos, una decada para ser construido, incluso empezando hoy mismo. En general, los grupos ecologistas rechazan cualquier propuesta de este tipo por miedo a que favorezca la proliferación de la energía nuclear. Es un argumento razonable pero no hay que olvidar un detalle. Tenemos miles de toneladas de residuos nucleares ya creados y no van a desaparecer solos. Debemos escoger entre enterrarlos y dejárselos a nuestros hijos y nietos o intentar resolver el problema que hemos creado. Sin duda, yo prefiero la segunda opción. ALEJANDRA

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