lunes, 2 de mayo de 2011

QUÍMICOS ESPAÑOLES: ANDRÉS MANUEL DEL RÍO FERNÁNDEZ

Aportación de nuestra gran colaboradora: Rocío Álvarez

Nació el 10 de noviembre de 1764 en Madrid (España) y falleció el 23 de marzo de 1849 en la ciudad de México. Científico y naturalista, fue el descubridor del elemento químico vanadio, al que él denominó eritronio.

Estudió química analítica y metalurgia. Realizó estudios de filosofía, teología y literatura y se graduó como bachiller en 1780 en la Universidad de Alcalá de Henares y posteriormente ingresó en la Escuela de Minería de Almadén, en España. Más tarde se trasladó a Francia donde estudió en París bajo la dirección del químico Jean d'Arcet. En 1786 fue pensionado por la corona española para seguir los cursos de la Academa de Minas de Schemnitz, (Hungría). Continuó posteriormente sus estudios en Freiberg, en Alemania, bajo la dirección de Abraham Gottlob Werner
En 1792 se inauguró el Real Seminario de Minería de la Nueva España, a partir de un decreto del rey Carlos III de España, con el objeto de reformar la minería y metalurgia en la región. El joven Andrés Manuel Del Río fue comisionado para ocupar la cátedra de Química y Mineralogía de la nueva institución dirigida por Fausto Elhúyar (1755-1833), descubridor del tungsteno. Del Río arribó al puerto de Veracruz el 20 de octubre de 1794, a bordo del navío “San Francisco de Alcántara” procedente de Cádiz. Una vez en la Nueva España, realizó una valiosa labor docente y de investigación. Llegó a ser director del Seminario de Minería y realizó importantes estudios de minerales y desarrollos de novedosos métodos de minería
En México, Andrés Manuel Del Río fue colaborador y amigo del naturalista alemán Alexander von Humboldt quien escribió a propósito de su colega: “es en México en donde se ha impreso la mejor obra mineralógica que posee la literatura española, los Elementos de Orictognosia escrita por el señor Del Rio”. De hecho, esta obra vino a ser el primer libro de mineralogía escrito en toda América. 
Después del turbulento periodo de la guerra con España, el gobierno independiente de México decretó en 1829 la expulsión de los españoles residentes en el país, con notables excepciones, entre las cuales se encontraba el caso de Don Andrés. Estas medidas impactaron de manera decisiva las actividades del Seminario de Minería y de hecho su director Fausto Elhúyar, se vio obligado a renunciar y a salir del país. Indignado con la medida, Andrés Manuel Del Río decidió solidarizarse con los expulsados exiliándose voluntariamente en la Ciudad de Filadelfia en los Estados Unidos de América, donde fue ampliamente reconocido, teniendo su obra escrita re-editada. Finalmente regresó a México en 1834 y asumió nuevamente su cátedra de Mineralogía.
En 1801, al examinar muestras minerales procedentes de Zimapán en el actual Estado de Hidalgo en México, Andrés Manuel Del Río llegó a la conclusión de que había encontrado un nuevo elemento metálico. Preparó varios compuestos con él y al observar la diversidad de colores que presentaban, lo denominó "pancromio" (muchos colores, en griego). Poco después, al observar que los compuestos calentados cambiaban su color al rojo, denominó al nuevo elemento como eritronio (eritros, significa rojo en griego). Un año después entregó muestras que contenían el nuevo elemento a Alexander von Humboldt, quién los envió a Hippolyte Victor Collet-Descotils en París para su análisis. Collet-Descotils analizó las muestras e informó, equivocadamente, que contenía sólo cromo por lo que von Humboldt, a su vez, rechazó la pretensión de su amigo Don Andrés sobre un nuevo elemento
En 1830 en Suecia, el profesor Nils Gabriel Sefström lo redescubrió y lo bautizó con su nombre definitivo: vanadio, en homenaje a Vanadis, la diosa escandinava de la belleza y el amor. En el mismo año, Friedrich Wöhler, el químico alemán que sintetizó la urea por primera vez, demostró, analizando muestras del mismo mineral estudiado por Don Andrés, que vanadio y eritronio eran el mismo elemento. Posteriormente, el geólogo estadounidense George William Featherstonhaugh propuso, sin éxito, que el nuevo elemento fuese llamado rionio en honor a su descubridor original. Don Andrés comentó irónico frente al despojo: “el uso, que es tirano de las lenguas, ha querido que se llame vanadio, por no sé que divinidad escandinava; más derecho tenía otra mexicana, que en sus tierras se halló hace treinta años”. Finalmente el químico inglés Henry Enfield Roscoe lo aisló en forma pura, por primera vez, en 1867. El último esfuerzo sin éxito por cambiar el nombre del elemento lo realizaron el físico mexicano Manuel Sandoval Vallarta y el historiador Arturo Arnaiz y Freg ante la Comisión Internacional de Nomenclatura Química, en 1948.
Andrés Manuel Del Río murió a los 84 años de edad. Su obra y pensamiento político liberal fueron fundamentales para la construcción exitosa de la nueva nación mexicana. Fue miembro fundador del Palacio de Minería (Colegio de Minería) y sentó las bases para la creación de lo que hoy es el Instituto de Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México. Fue miembro de la Real Academia de Ciencias de Madrid, de la Sociedad Werneriana de Edimburgo, de la Real Academia de Ciencias del Instituto de Francia, de la Sociedad Económica de Leipzig, de la Sociedad Linneana de Leipzig, de la Real Academia de Sajonia, de la Sociedad Filosófica de Filadelfia, Presidente de la Sociedad Geológica de Filadelfia y del Liceo de Historia Natural de Nueva York, entre otras muchas.
Su extensa obra científica incluye el descubrimiento y descripción de varias especias minerales, así como la innovación de métodos para la extracción de minerales en la industria minera. A su muerte, el importante distrito minero que incluye Batopilas, en Chihuahua fue bautizado con su nombre, siendo en la actualidad el Distrito Judicial Andrés del Río.
y un curioso vídeo sobre los estados de oxidación del vanadio:

No hay comentarios:

Publicar un comentario