martes, 1 de noviembre de 2011

EL MEJILLÓN CEBRA


Esta entrada se la debemos a Lesly Ayala de 2º bachillerato y trata sobre una de las especies bioinvasoras más importantes que existen en España
El mejillón cebra es un pequeño molusco bivalvo que puede alcanzar unos 3 cm de longitud, aunque generalmente es más pequeño, y tiene un aspecto similar a los mejillones marinos. Su concha tiene forma triangular y posee un dibujo irregular muy característico, de bandas blancas y oscuras en zigzag, típico de las cebras y al que le debe el nombre común por el que se le conoce.

El mejillón cebra, llamado científicamente Dreissena polymorpha es una especie originaria de las aguas del mar Negro y Caspio, donde se encuentra en equilibrio ecológico, por lo que no genera problemas. Sin embargo, a partir el siglo XIX y ligado a la navegación fluvial se extendió por Europa, y a partir de los años ochenta del siglo XX en América del Norte debido al transporte marítimo de mercancías. Fuera de su hábitat original el mejillón cebra actúa como una especie invasora. Actualmente ha colonizado numerosas aguas continentales (ríos, lagos, lagunas y embalses) de América del Norte y Europa central y occidental, por lo que está siendo objeto de exhaustivos estudios científicos. En la actualidad está presente en la casi totalidad de los países europeos.

El ciclo biológico del mejillón cebra incluye una fase de larva microscópica, durante la que vive flotando libremente en el agua, y tiene una gran capacidad de dispersión. Durante este periodo larvario, la invasión puede extenderse fácilmente aguas abajo por el propio curso del río. La dispersión aguas arriba o a cuencas distintas se ocasiona por diferentes formas de trasiego de agua o de objetos que hayan estado sumergidos. Así el agua acumulada en los motores de las embarcaciones, las sentinas, los depósitos con cebo vivo para la pesca, las velas de windsurf o los reteles de pesca mojados, son vehículos propicios de la invasión. Los adultos pueden extenderse al encontrarse fijados a embarcaciones que pasen de un río a otro. La expansión una vez que la especie llega a una zona nueva es rápida, ya que un mejillón cebra produce un millón de descendientes al año.

Las primeras poblaciones del mejillón cebra se detectaron en España cerca de la desembocadura del río Ebro, en julio de 2001. Los primeros estudios confirmaron su presencia en Flix y Ribarroja (Tarragona). En 2005 se detectó en el embalse de Mequinenza (Zaragoza) y en aguas de la cuenca del Júcar, en el embalse de Sitjar (Castellón). En 2006 se han detectado adultos en el embalse de Sobrón (Burgos), en las proximidades de Cantabria. Esta expansión a 600 kilómetros aguas arriba de la zona de entrada de la especie invasora, en 5 años, sólo se explica como consecuencia de actos fortuitos ligados al movimiento de embarcaciones y trasiego de aguas de una zona a otras. 


 El mejillón cebra se alimenta de fitoplancton, compitiendo con otras especies autóctonas por este alimento e incrementando el nivel de materia orgánica, afectando así a la calidad de las aguas continentales. Por lo tanto, afecta toda la fauna y flora silvestres debido a la alteración de los ecosistemas. El mejillón cebra se caracteriza por causar un gran desequilibrio ecológico al cubrir y tapizar todo el sustrato que encuentra a su paso: lecho fluvial, cantos rodados y rocas, vegetación de ribera, conchas de bivalvos autóctonos (que están muy amenazados, como Margaritifera auricularia ), construcciones hidráulicas de todo tipo, turbinas, desagües, depósitos, cascos, motores y anclas de embarcaciones, embarcaderos, industrias, centrales hidroeléctricas, plantas potabilizadoras de agua, presas, azudes, acequias y canales de riego, canales de entrada y salida de centrales energéticas, etc.; e incluso llega a obstruir totalmente cañerías, tuberías, conductos de irrigación y conducciones hidráulicas en general.
La acumulación de miles y miles de valvas de especímenes muertos de mejillón cebra modifica el sustrato de los fondos de los ríos, de las playas de ribera y de los sedimentos fluviales.

Los esfuerzos se centran en la protección efectiva de las náyades o grandes bivalvos de agua dulce, la mayoría en peligro de extinción, que son sacados de su hábitat y críados en cautividad mientras permanece la amenaza del mejillón cebra, para evitar que éstos los recubran impidiéndoles abrir las valvas. La obstrucción de las conducciones hidráulicas se controla manteniendo revisiones periódicas y aplicando métodos químicos o termales de eliminación de los racimos de mejillón cebra. Además, es preciso fumigar con molusquicidas las embarcaciones que navegan por zonas infestadas antes de que se trasladen a zonas no afectadas, así como prohibir expresamente el uso del mejillón cebra como cebo para pesca. Se debe tener especial cuidado con la limpieza de la superficie de las embarcaciones y el material de pesca. Debe ser eliminada cualquier vía de introducción natural o artificial del mejillón cebra en un ecosistema o zona libre de su presencia.

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